viernes, 17 de octubre de 2014

Día de Muertos (OFRENDA)

ALTAR DE DÍA DE MUERTOS 
Día de Muertos sin ofrenda, no es Día de Muertos. La tradición es tan bonita, que en verdad es una pena que nos dure tan pocos días para disfrutar este homenaje a nuestros difuntos.
El olor a copal, las veladoras, los tabacos, las calaveritas de dulce… Cada elemento tiene un significado. Según la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, estos son los elementos clave para darles un recibimiento perfecto a nuestros espíritus.
El Día de los Muertos se festeja en México y algunos otros países latinoamericanos los días 1 y 2 de noviembre de cada año. Su origen se remonta a las prácticas y creencias de las culturas prehispánicas, aunque hoy en día incorporan elementos también del cristianismo y hasta toques modernos.
Según la tradición, durante la fiesta de Día de Muertos las almas de los difuntos salen del lugar donde se fueron al morirse (como el Mictlán en el caso de los indígenas o el Purgatorio para los católicos) y regresan a visitar a sus descendientes y seres queridos aún vivos sobre la tierra. Los vivos arman un altar en el cual ofrecen a los muertos cosas que disfrutaron en vida como su comida favorita, bebida predilecta, cigarros y juguetes.
No hay una regla de estructura para una ofrenda, lo importante es ofrecerle a tus muertos todo lo que en vida tuvieron y ayudarles a venir y regresar de su eterno descanso con luz y dulzura.
Para empezar, decide donde pondrás el altar. Puede ser sobre el piso, en una mesa, o sobre una estructura especial creada para la ocasión. Eso sí, fíjate que sea algo estable, que no estorbe y que si alguna veladora llegara a caer, no se provoque un incendio.
En México los altares por lo general tienen tres niveles. Uno simboliza el cielo, otro la tierra y otro el inframundo, niveles que los difuntos deben escalar para llegar a nuestro mundo.
¿Cuándo armarlo?
Cualquier momento es bueno, pero mientras lo hagas con más anticipación, más detalles puedes agregar.
¿Cuándo quitarla?
Después del 2 de noviembre. Puedes hacerlo todo de golpe o poco a poco… Date la oportunidad de sentir esta tradición con sus olores y colores.
¿Qué debe llevar y qué significa cada elemento?
Imágenes de los difuntos: La ofrenda se coloca en anticipación a la visita de las almas de nuestros seres queridos ya difuntos, así es que se colocan sobre el altar los retratos de los mismos. Pueden ser fotos sueltas o enmarcadas o inclusive retratos dibujados o pintado.
Papel Picado: Se trata de un papel delgado de colores conocido en México como papel de china, al cual se le hacen varios cortes para formar figuras como son las calaveras, las calabazas, las lápidas y diferentes palabras referentes a la ocasión. Normalmente se pegan varios rectángulos de este papel sobre un hilo para formar una especie de guirnalda para adornar el altar. En México se consigue papel picado ya hecho en los mercados, pero también puedes elaborar el tuyo en casa y darle tu estilo personal a la ofrenda.
Sal: el elemento de purificación, sirve para que el cuerpo no se corrompa, en su viaje de ida y vuelta para el siguiente año.
Agua: la fuente de la vida, se ofrece a las ánimas para que mitiguen su sed después de su largo recorrido y para que fortalezcan su regreso. En algunas culturas simboliza la pureza del alma.
Velas y veladoras: Los antiguos mexicanos utilizaban rajas de ocote. En la actualidad se usa el cirio en sus diferentes formas: velas, veladoras o ceras. La flama que producen significa "la luz", la fe, la esperanza. Es guía, con su flama titilante para que las ánimas puedan llegar a sus antiguos lugares y alumbrar el regreso a su morada. En varias comunidades indígenas cada vela representa un difunto, es decir, el número de veladoras que tendrá el altar dependerá de las almas que quiera recibir la familia. Si los cirios o los candeleros son morados, es señal de duelo; y si se ponen cuatro de éstos en cruz, representan los cuatro puntos cardinales, de manera que el ánima pueda orientarse hasta encontrar su camino y su casa.
Calaveritas de azúcar, amaranto o chocolate: Las calaveritas son de distintos tamaños, pueden ser sencillas o muy elaboradas. Las calaveras sirven de recuerdo del destino final de cada ser humano y, a la vez, de la aceptación de la muerte como inevitable y no del todo temible, pues es dulce. Las calaveras frecuentemente se regalan entre amigos y comúnmente llevan en el frente el nombre del que la recibe.
Copal e incienso: el copal era ofrecido por los indígenas a sus dioses ya que el incienso aún no se conocía. Éste llegó con los españoles. Es el elemento que sublima la oración o alabanza. Fragancia de reverencia. Se utiliza para limpiar al lugar de los malos espíritus y así el alma pueda entrar a su casa sin ningún peligro.
Flores: son símbolo de la festividad por sus colores y estelas aromáticas. Adornan y aromatizan el lugar durante la estancia del ánima, la cual al marcharse se irá contenta, el alhelí y la nube no pueden faltar pues su color significa pureza y ternura, y acompañan a las ánimas de los niños.
Hojas y flores de cempasuchil (Zempoalxóchitl): Son el camino del color y olor que trazan las rutas a las ánimas para que en su trayecto no se pierdan. Los indígenas creían que el cempasúchil era una planta curativa, pero ahora solo sirve para adornar los altares y las tumbas de los difuntos. Por esta razón se dice que a lo largo del tiempo la flor fue perdiendo sus poderes curativos. 

Aquí te presentamos una lista nutrida de elementos tradicionales para que elijas los que tengan más significado para ti.
Las ofrendas y su significado
Las ofrendas deben contener una serie de elementos y símbolos que inviten al espíritu a viajar desde el mundo de los muertos para que conviva ese día con sus deudos.
Entre los elementos más representativos del altar se hallan los siguientes:
Imagen del difunto. Dicha imagen honra la parte más alta del altar. Se coloca de espaldas, y frente a ella se pone un espejo para que el difunto solo pueda ver el reflejo de sus deudos, y estos vean a su vez únicamente el del difunto.
La cruz. Utilizada en todos los altares, es un símbolo introducido por los evangelizadores españoles con el fin de incorporar el catecismo a una tradición tan arraigada entre los indígenas como la veneración de los muertos. La cruz va en la parte superior del altar, a un lado de la imagen del difunto, y puede ser de sal o de ceniza.
Imagen de las ánimas del purgatorio. Esta se coloca para que, en caso de que el espíritu del muerto se encuentre en el purgatorio, se facilite su salida. Según la religión católica, los que mueren habiendo cometido pecados veniales sin confesarse deben de expiar sus culpas en el purgatorio.
Copal e incienso. El copal es un elemento prehispánico que limpia y purifica las energías de un lugar y las de quien lo utiliza; el incienso santifica el ambiente.
Arco. El arco se coloca en la cúspide del altar y simboliza la entrada al mundo de los muertos. Se le adorna con limonarias y flor de cempasúchil.
Papel picado. Es considerado como una representación de la alegría festiva del Día de Muertos y del viento.
Velas, veladoras y cirios. Todos estos elementos se consideran como una luz que guía en este mundo. Son, por tradición, de color morado y blanco, ya que significan duelo y pureza, respectivamente. Los cirios pueden ser colocados según los puntos cardinales, y las veladoras se extienden a modo de sendero para llegar al altar.
Agua. El agua tiene gran importancia ya que, entre otros significados, refleja la pureza del alma, el cielo continuo de la regeneración de la vida y de las siembras; además, un vaso de agua sirve para que el espíritu mitigue su sed después del viaje desde el mundo de los muertos. También se puede colocar junto a ella un jabón, una toalla y un espejo para el aseo de los muertos
Flores. Son el ornato usual en los altares y en el sepulcro. La flor de cempasúchil es la flor que, por su aroma, sirve de guía a los espíritus en este mundo.
Calaveras. Las calaveras son distribuidas en todo el altar y pueden ser de azúcar, barro o yeso, con adornos de colores; se les considera una alusión a la muerte y recuerdan que esta siempre se encuentra presente.
Comida. El alimento tradicional o el que era del agrado de los fallecidos se pone para que el alma visitada lo disfrute.
Pan. El pan es una representación de la eucaristía, y fue agregado por los evangelizadores españoles. Puede ser en forma de muertito de Pátzcuaro o de domo redondo, adornado con formas de huesos en alusión a la cruz, espolvoreado con azúcar y hecho con anís.
Bebidas alcohólicas. Son bebidas del gusto del difunto denominados “trago” Generalmente son “caballitos” de tequila, pulque o mezcal.
Objetos personales. Se colocan igualmente artículos pertenecientes en vida a los difuntos, con la finalidad de que el espíritu pueda recordar los momentos de su vida. En caso de los niños, se emplean sus juguetes preferidos.

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