SOCRÁTICOS
Los filósofos presocráticos, aquéllos en que no se encuentra influencia del pensamiento de Sócrates (aunque fueran contemporáneos o incluso posteriores). Las ideas antropológicas se habían extendido en la cultura griega gracias, en parte, a los alumnos de Sócrates, y encontramos puntos de encuentro, ideas comunes e influencias en una larga lista de filósofos y pensadores más modernos.
Un buen número de jóvenes, tanto atenienses como extranjeros, pudieron disfrutar de las ideas y las enseñanzas de Sócrates (como Jenofonte, Alcibíades o Esquines el literato), y muchos crearon, a su vez, una nueva escuela de pensamiento (así nacieron, además de la Academia de Platón, círculos como los cínicos, los cirenaicos y los megáricos). Estas escuelas influyeron a su vez en pensadores aún más modernos (respectivamente, neoplatónicos, estoicos, epicúreos y escépticos), llegando así, a través del tamiz de helenistas, romanos y bizantinos, al mundo actual. Naturalmente, cuando hablamos de «escuelas» no debemos entenderlas en un sentido moderno, sobre todo porque a veces (como en los megáricos) nos encontramos ante un grupo de parecidas ideas, pero no siempre unido por una relación doctrinal o estudiantil.
Si comparamos la contrastada visión que Platón y Jenofonte nos dan sobre Sócrates, y la aunamos a lo que podemos obtener sobre él de los otros autores que llamamos socráticos, obtenemos una reconstrucción caleidoscópica que ya sorprendía a los antiguos. La denominada «cuestión socrática» se fija precisamente en la variedad de líneas de pensamiento creadas por los alumnos de Sócrates para constatar que, como diría en el siglo V Agustín de Hipona, o bien Sócrates debió de haber sido increíblemente confuso, oscuro y carente de ideas claras, o bien se trató de un individuo de excepcional fuerza inspiradora.
El orador Isócrates, quien en dos de sus obras (Encomio de Helena y Contra los sofistas), establecía una dura crítica a los que acercaban la filosofía (él mismo se consideraba filósofo) a la sabiduría (llamándolos, en su conjunto, «sofistas», término con el que hacía referencia tanto a los sofistas como a los socráticos). Estos testimonios muestran cómo el grupo socrático era percibido por un sector de la vida cultural del momento. La queja principal y básica de Isócrates era el uso de la erística (entendida como una dialéctica destructiva, basada en derrumbar los argumentos del rival), queja ejemplificada también con otros métodos, como el establecimiento de la unidad de la virtud (identificación de justicia, valentía, etc) o la imposibilidad de contradecir. De importancia capital es también el criterio de utilidad, pues para Isócrates, fundador de una escuela de hombres hábiles para gobernar, los socráticos o bien carecían de propuestas políticas (tal sucedía con megáricos y cirenaicos), o bien sostenían visiones utópicas (la alambicada propuesta platónica de un gobierno de filósofos, las alusiones de Antístenes a lo natural o las apuestas a la virtud individual de Esquines). Así mismo, Isócrates dirige un agrio ataque contra los que prometen enseñar la felicidad, y ofrecen un bienestar que no poseen, exigiendo dinero por ello, pues crean la ilusión de que la enseñanza no sirve de nada.
Las propuestas varían entre ellas, pero todas buscan ensamblar realidad, pensamiento y lenguaje.
En cuanto a los materiales de que disponemos, la mayoría de los autores nos llegan únicamente a través de fragmentos y menciones, debido principalmente a dos razones. Por un lado, durante el período helenístico comenzó a valorarse la idea del corpus clásico (idea extendida sobre todo desde la Biblioteca de Alejandría), por lo que no se puso tanto empeño en conservar las obras contemporáneas. Por otro, la pervivencia de una escuela era un factor decisivo para la copia y dispersión de sus obras, y así vemos que las ideas de los megáricos quedaron sujetas a los avatares de conservación de los textos estoicos, y éstos fueron a su vez perdiéndose hasta el punto de que hoy en su mayor parte deben ser reconstruidos por fuentes que suelen ser hostiles a este pensamiento.
El más insigne es, por supuesto, Platón, fundador de la Academia. De igual talla, alumno tanto de Sócrates como de Platón, es Aristóteles, que originó el grupo de los peripatéticos del Liceo.
Jenofonte, quien a pesar de no ser filósofo (habida cuenta de su pragmatismo y su interés por las lecciones de la historia), también escribió dentro del género dialéctico y sobre la figura de Sócrates.
Euclides es el primero de una larga lista de pensadores megáricos.
Arístipo fue el fundador de la escuela cirenaica.
Antístenes se ha discutido si fue o no el iniciador del grupo cínico, pero en cualquier caso su influencia es clara.
Fedón sentó las bases para los elíacos y erétricos.
Esquines de Esfeto no creó una escuela, pero tuvo un amplio reconocimiento.
Simón de Atenas, llamado el Zapatero. No es importante por sus ideas o por su doctrina (de las que existen pocas referencias en la actualidad), sino porque, siendo discípulo directo de Sócrates, tenía por costumbre apuntar sus conversaciones con él, mantenidas mientras trabajaba en su taller del cuero.
Cómo proceder a esa búsqueda? Sócrates desarrolla un método práctico basado en el diálogo, en la conversación, la "dialéctica", en el que a través del razonamiento inductivo se podría esperar alcanzar la definición universal de los términos objeto de investigación. Dicho método constaba de dos fases: la ironía y la mayéutica. En la primera fase el objetivo fundamental es, a través del análisis práctico de definiciones concretas, reconocer nuestra ignorancia, nuestro desconocimiento de la definición que estamos buscando. Sólo reconocida nuestra ignorancia estamos en condiciones de buscar la verdad. La segunda fase consistiría propiamente en la búsqueda de esa verdad, de esa definición universal, ese modelo de referencia para todos nuestros juicios morales incluso a través de la aporía. La dialéctica socrática irá progresando desde definiciones más incompletas o menos adecuadas a definiciones más completas o más adecuadas, hasta alcanzar la definición universal. Lo cierto es que en los diálogos socráticos de Platón no se llega nunca a alcanzar esa definición universal, por lo que es posible que la dialéctica socrática hubiera podido ser vista por algunos como algo irritante, desconcertante o incluso humillante para aquellos cuya ignorancia quedaba de manifiesto, sin llegar realmente a alcanzar esa presunta definición universal que se buscaba.
Los socráticos tenían que estar respondiendo constantemente al ¿por qué? de las situaciones. Decían que de nada sirve hacer las cosas si no se tiene una conciencia. Siempre que se aclare algo se necesita de una teoría que lo respalde.
Platón y Aristóteles, como otros filósofos griegos, afrontaron algunas de las cuestiones básicas de la psicología que aún hoy son objeto de estudio: ¿Nacen las personas con ciertas aptitudes y habilidades, y con una determinada personalidad, o se forman como consecuencia de la experiencia? ¿Cómo llega el individuo a conocer el mundo que le rodea? ¿Ciertos pensamientos son innatos o son todos adquiridos?
En esa época se creía que existían dos mundos: el mundo de las ideas (un mundo perfecto, irreal) y el mundo de la materia (el real, el imperfecto).
Pero Aristóteles creyó que solamente consideraba la naturaleza como algo sagrado, en donde todas las cosas podía existía un mundo, el real,en estar de dos formas posibles: en acto, cuando se tiene todas las propiedades en ese mismo momento y en potencia, cuando todavía no han desarrollado las propiedades, pero las tendrán en un futuro.
Para Aristóteles la mente o psique es el acto primero de todas las cosas, es lo que hace posible que sintamos y percibamos. Existen además, tres tipos de psique: vegetativa (de las plantas), sensitiva (de los animales) y racional (del hombre). La psicología humana se basa en los cinco sentidos.Creía que los procesos de conocimiento se producen a través de los sentidos. Sostenía que la mente en el momento del nacimiento es como una tabla rasa, carece de ideas innatas y todo depende del aprendizaje. Aprender depende directamente de la memoria, que trabaja en base a la semejanza (relacionando cosas parecidas), el contraste (observando diferencias) y la contigüidad (recordamos cosas que están juntas en espacio y tiempo).
Aristóteles afirmaba que los procesos de motivación estaban guiados por dos polos: agrado y desagrado. Nuestra mente nos guía hacia el agrado y rechaza o nos separa del desagrado. El fin último de cualquier motivación es la felicidad y ésta se consigue con la búsqueda del autoperfeccionamiento; ser más perfectos y completos.
FILÓSOFOS PRESOCRÁTICOS
Los primeros
filósofos tratan de establecer un principio originario del cual procede toda la
realidad. A este sustrato último, origen y causa del cosmos y elemento
constitutivo de todos los seres que componen la fisis o naturaleza, lo
denominan arjé.
Las
respuestas a la pregunta sobre el arjé fueron diversas: monistas y pluralistas,
materialistas y espiritualistas, concretas y abstractas.
Los principales
filósofos presocráticos son:
Tales
de Mileto (640-545 a.C) Es considerado como el primero de los filósofos.
Para Tales, el arjé es el agua, principio de vida y elemento
originario que se encuentra en todos los seres naturales.
Tales de Mileto, muerto en el 545 a.C., considerado como uno de los
siete sabios de Grecia, político, matemático y astrónomo, asentó la primer
tesis que podríamos llamar filosófica.
A la pregunta que este pensador trata de dar una respuesta racional, consiste en descubrir el principio básico del que están constituidas todas la cosas, es decir, ¿Cuál es el arje (principio) de la fysis (naturaleza)?
Tales de Mileto llega a la conclusión que este principio básico esta en el agua, está quizá sea la primera explicación racional sobre el mundo físico, sin hacer referencia al mundo sobrenatural.
¿Pero por qué pensaba Tales de Mileto que el principio básico era el agua? Aristóteles, nos dice que Tales de Mileto pensaba esto debido a que:
A la pregunta que este pensador trata de dar una respuesta racional, consiste en descubrir el principio básico del que están constituidas todas la cosas, es decir, ¿Cuál es el arje (principio) de la fysis (naturaleza)?
Tales de Mileto llega a la conclusión que este principio básico esta en el agua, está quizá sea la primera explicación racional sobre el mundo físico, sin hacer referencia al mundo sobrenatural.
¿Pero por qué pensaba Tales de Mileto que el principio básico era el agua? Aristóteles, nos dice que Tales de Mileto pensaba esto debido a que:
·
La tierra descansa sobre el agua.
·
La humedad está en la nutrición de todas las cosas.
·
El calor mismo es generado y conservado por ella.
·
Las semillas de todas las cosas son húmedas, y el
agua es la origen de la naturaleza de las cosas húmedas.
Lo esencial es que anunció, por primera vez, la existencia de una
realidad natural objetiva, es decir, existente independientemente del hombre, y
que abrió de tal modo el camino a toda investigación científica.
Anaximandro
(610-545 a.C) Nace en los años 610 a. C. en la ciudad jonia de Mileto, Asia Menor, y
muere aproximadamente en 546 a. C. Discípulo y continuador de Tales. Propone
una segunda explicación sobre el principio que constituye todas las cosas. Lo
llama el ápeiron, o lo indeterminado. En efecto, para que se pueda
hablar de un principio que compone todas las cosas, se requiere que ese
principio no sea ninguna de ellas; tiene que ser algo anterior a ellas, lo
indeterminado. Esto es por supuesto un avance con respecto a Tales.
Lo ápeiron es eterno, siempre activo y
semoviente. Esta sustancia, que Anaximandro concibe como algo material, es
"lo divino" que da origen a todo. De Anaximandro se conserva este
texto, que es el primero de la filosofía y el primer texto en prosa de la
Historia: "El principio (arjé) de todas las cosas es lo indeterminado
(ápeiron)".
El arjé es un
principio eterno de carácter inmaterial, indefinido, abstracto,
denominado apeiron, que se traduce por “lo indeterminado”.
Anaxímenes. Pretende que el principio de todas las cosas debe
ser algo sutil y amorfo, y cree que es el aire, que envuelve a toda la Tierra,
el principio del cual se hacen todas las cosas.
Fue discípulo y compañero de Anaximandro,
coincidiendo con él en que el principio de todas las cosas es infinito; aunque,
a diferencia del ápeiron de su mentor, nos habla de un elemento concreto: el
aire. Esta sustancia, afirmaba, se transforma en las demás cosas a través de la
rarefacción y la condensación. La rarefacción genera el fuego, mientras que la
condensación el viento, las nubes, el agua, la tierra y las piedras; a partir
de estas sustancias se crea el resto de las cosas.
Vuelve a instaurar un sustrato material, el aire, principio
vital y originario del cosmos. Mediante dos procesos opuestos (condensación o
espesamiento y rarefacción o adelgazamiento) se constituyen todos los
elementos: roca, tierra, agua, nubes, aire, fuego.
Pitágoras
( Hacia 530 a.C) Matemático y astrónomo, da origen al famoso teorema geométrico que lleva
su nombre, en filosofía, su tesis más importante es la que la esencia de las
cosas está en los números. Cada número simboliza algo; el número cuatro es la
justicia; los números pares son femeninos, y los impares masculinos. También
esta teoría va influir en platón.
Obsérvese ahora que el principio o esencia de
las cosas ya no es un elemento material. Por primera vez se pretende explicar
la materia a partir de logo inmaterial, como es el número.
Pitágoras nos dice, en un sentido sensible, que la armonía era musical; y que pero su naturaleza inteligible era de tipo numérico, y si todo esto era armonía, por lo tanto, el número resultaba ser la esencia de todas las cosas.
Fue primero en hablar de "teoría" y de "filósofos", en postular el vacío, en canalizar el fervor religioso en fervor intelectual, en usar la definición y en considerar que el universo es una obra sólo descifrable a través de las matemáticas. Fueron los pitagóricos los primeros en sostener la forma esférica de la tierra y postular que esta, el sol y el resto de los planetas conocidos, no se encontraban en el centro del universo, sino que giraban en torno a una fuerza simbolizada por el número uno.
También afirmaba que las almas eran inmortales y transmigraban, y que conseguían su pureza a través del conocimiento y una serie de prohibiciones. Pitágoras creía firmemente que había habitado en otros cuerpos humanos de épocas anteriores
Pitágoras nos dice, en un sentido sensible, que la armonía era musical; y que pero su naturaleza inteligible era de tipo numérico, y si todo esto era armonía, por lo tanto, el número resultaba ser la esencia de todas las cosas.
Fue primero en hablar de "teoría" y de "filósofos", en postular el vacío, en canalizar el fervor religioso en fervor intelectual, en usar la definición y en considerar que el universo es una obra sólo descifrable a través de las matemáticas. Fueron los pitagóricos los primeros en sostener la forma esférica de la tierra y postular que esta, el sol y el resto de los planetas conocidos, no se encontraban en el centro del universo, sino que giraban en torno a una fuerza simbolizada por el número uno.
También afirmaba que las almas eran inmortales y transmigraban, y que conseguían su pureza a través del conocimiento y una serie de prohibiciones. Pitágoras creía firmemente que había habitado en otros cuerpos humanos de épocas anteriores
Formó una
escuela centrada fundamentalmente en la investigación matemática. Los
pitagóricos consideraron que el arjé no es un sustrato de carácter material, ni
tampoco indeterminado o indefinido, sino que se trata de un principio formal
abstracto: el número. Todos los seres se reducen a números, y todo
el conjunto de la fisis se compone en última instancia de números, los cuales
explican toda la realidad.
Anaxágoras
(500-428 a.C) Anaxágoras de Clazomene (nacido hacia el año 500 a.C.) lleva a la
filosofía a Atenas. Sostiene que la materia está compuesta por homeomerías o
gérmenes (spérmata) y que el orden de las cosas está impuesto por una mente,
o Nous.
La importancia de su pensamiento consiste, a
pesar de su oscuridad y de las diferentes interpretaciones a que ha dado lugar,
distingue, por primera vez, el dualismo de materia y espíritu. El espíritu,
mente o Nous, es la inteligencia ordenadora del caos
original que estaba sometida la materia. A partir de este momento, la Filosofía
se va a lanzar decididamente por el camino de la explicación supramaterial de
la materia.
Propone un
arjé de tipo espiritual. El orden está presidido por el nous (entendimiento,
razón), que domina toda la naturaleza, la cual está compuesta de pequeñísimas
partículas elementales (homeomerías), que en un principio se encontraban
dispersas, mezcladas caóticamente, hasta que fueron ordenadas por la fuerza
exterior y suprema del nous o inteligencia ordenadora, que imprimió a la
materia caótica y eterna un movimiento de remolino, quedando formado el cosmos.
Leucipo
y Demócrito (460-370 a.C) La naturaleza se encuentra formada por un
número infinito de elementos ínfimos e indivisibles, llamados átomos,
que constituyen el arjé y que se mueven eternamente en el vacío. Los átomos
presentan diversas formas, y de su combinación surge la pluralidad.
Demócrito de Abdera (460-370) está en el polo opuesto de Anaxágoras, por
su materialismo. Las cosas están compuestas de partículas indivisibles, llamada
átomos. Las diferencias cualitativas se explican por las diferentes
combinaciones cuantitativas de esos átomos. Demócrito no admite un principio
espiritual que rija el orden del mundo.
Empédocles
( 490-430 a.C) Nació el 490
a.C.en Agrigentum (hoy Agrigento), Sicilia.
Fue discípulo
de Pitágoras y Parménides, llegaría a convertirse en uno de los
humanistas más importantes de la antigüedad.
Postuló la teoría de las cuatro raíces, a las
que Aristóteles más tarde llamó elementos, juntando el agua
de Tales de Mileto, el fuego de Heráclito, el aire
de Anaxímenes y la tierra de Jenófanes, las cuales se mezclan en
los distintos entes sobre la Tierra. Estas raíces están
sometidas a dos fuerzas, que pretenden explicar el movimiento (generación y
corrupción) en el mundo: el Amor, que las une, y el Odio, que las separa.
Estamos, por tanto, en la actualidad, en un equilibrio. Esta teoría explica el
cambio y a la vez la permanencia de los seres del mundo.
Heraclito de Eféso (546- 480 a.C) De Heráclito no se conoce sus fechas de nacimiento y muerte. Su apogeo
tuvo lugar por los años 504 - 501 a.C. Se le llamaba el Oscuro, por el estilo
de sus escritos, a base de metáforas, las más de las veces llenas de
contradicciones. Se dice que Heráclito era Melancólico y misántropo (la cuál es
una tendencia social y psicológica caracterizada por una antipatía general
hacia la especie humana).
Es el filósofo del devenir, y de la tensión de
los contrarios dentro de la unidad. "Todo cambia" (panta rei"),
es la frase que se le atribuye, como símbolo de su tesis, según la cual no hay
nada en reposo. Nadie se mete dos veces al mismo río. La esencia de las cosas
es el fuego. La guerra es la reina y la madre de todas las cosas.
Sin embargo, explica que el devenir está sujeto a una ley interna, el "Logos", que también se ha interpretado como el Dios de Heráclito.
La importancia de este autor está, sobre todo, en el contraste con Parménides. Mientras que Heráclito insiste en el devenir, Parménides va asentar con firmeza la tesis del ser único, inmutable y eterno.
Sin embargo, explica que el devenir está sujeto a una ley interna, el "Logos", que también se ha interpretado como el Dios de Heráclito.
La importancia de este autor está, sobre todo, en el contraste con Parménides. Mientras que Heráclito insiste en el devenir, Parménides va asentar con firmeza la tesis del ser único, inmutable y eterno.
El arjé
es el fuego. El universo es fuego eterno, que conforme a cierta
medida y proporción se enciende y apaga. Esta medida es el Logos o explicación
racional, con el cual se manifiesta el orden y armonía del cosmos, las leyes
que determinan la unidad y lucha de contrarios. Es el principio explicativo y
rector del universo y de su devenir constante, debiendo dirigirse toda
investigación al conocimiento del Logos.
Heráclito concibe
al universo en constante cambio y transformación, continuo devenir y hacerse,
llegar a ser, mediante una lucha de contrarios o dialéctica: "la
guerra es padre de todas las cosas". Afirma que "todo
fluye" (panta rei), de manera que no es posible bañarse
dos veces en las aguas del mismo río. Este devenir dialéctico no se realiza de
modo caótico ni azaroso, sino regido y ordenado por las leyes del Logos.
Parmenides de Elea (540-470 aC) Nace, aproximadamente en el año 515 a.C. en Elea (también al sur de
Italia). Conoce a Sócrates e influye notablemente en el pensamiento de éste, y
en el de Platón. Escribe su filosofía en verso, y su poema se titula Sobre
la Naturaleza.
Critica a Heráclito y se opone radicalmente a su
tesis sobre el devenir. El movimiento es calificado como una ilusión de los
sentidos.
El hallazgo de Parménides es el ser. El ser es lo que es. Fuera del ser no hay nada. Pero además, el ser tiene que ser uno, pues si hubiera otra cosa no podría estar separado de ella por algo. El ser es eterno, pues no puede porvenir de nada. También es inmóvil, pues no hay otra cosa en la cual se podría mover.
Por otro lado, Parménides identifica el pensar y el ser, con lo cual inicia el movimiento idealista, que ya en Platón tiene un claro representante. Distingue también la vía de la verdad, que es entendimiento, y la vía de la opinión (doxa), que está en los sentidos.
El hallazgo de Parménides es el ser. El ser es lo que es. Fuera del ser no hay nada. Pero además, el ser tiene que ser uno, pues si hubiera otra cosa no podría estar separado de ella por algo. El ser es eterno, pues no puede porvenir de nada. También es inmóvil, pues no hay otra cosa en la cual se podría mover.
Por otro lado, Parménides identifica el pensar y el ser, con lo cual inicia el movimiento idealista, que ya en Platón tiene un claro representante. Distingue también la vía de la verdad, que es entendimiento, y la vía de la opinión (doxa), que está en los sentidos.
La oposición
radical a la concepción heraclitiana está representada por la escuela eléata,
cuyo fundador Parménides distingue entre dos caminos o vías de conocimiento e
investigación: la verdad y la opinión.
A) Vía de la verdad: Según esta vía, no hay devenir, sino
Ser. El Ser es, y el no-Ser no es, resultando imposible el tránsito
del Ser al no-Ser o a la inversa, del no-Ser al Ser. Tanto el pensamiento como
la expresión tienen por objeto el Ser: "Lo mismo es el pensar y el
Ser”. Las características propias del Ser son las siguientes:
El Ser es eterno e infinito, ya que no tiene
principio ni fin ni limitación alguna.
El Ser es inmutable y estático, ya que si cambiase
dejaría de ser lo que es para pasar a ser otro, y entonces sería y no sería a
la vez, lo cual es imposible. Por tanto, se niega la posibilidad de cambio o
movimiento en el ámbito del Ser.
El Ser es uno, indivisible, completo o continuo,
sin vacío, perfecto y acabado, negando por tanto la pluralidad de seres.
B) Vía de la opinión: Por el contrario, la vía de la
opinión o doxa se centra en las transformaciones
del mundo, que solo son mera apariencia o variación, la cual no existe desde el
punto de vista del Ser. La vía de la opinión radica en las sensaciones,
en los sentidos, que captan las transformaciones del mundo e interpretan los
cambios como un llegar a ser, y en ello radica su error, ya que el Ser no puede
darse a los sentidos, no es perceptible, sino que se da en el nous (entendimiento,
razón), y solo es inteligible mediante el nous.
Un
discípulo de Parménides, Zenón de Elea, elabora curiosos
argumentos, paradojas o aporías, para defender las tesis de su maestro
Parménides acerca de la imposibilidad del movimiento (Aquiles y la tortuga, La
flecha y la diana, etc).
LOS SOFISTAS (periodo clásico)
La pregunta acerca del cosmos y su origen (arjé)
obtiene diversas y contradictorias respuestas en los filósofos presocráticos,
pero ninguna de ellas prevalece, lo cual conduce al escepticismo. En
consecuencia, tanto los sofistas como Sócrates abandonan las cuestiones
cosmológicas para centrarse en el ser humano y su entorno comunitario.
Los sofistas (sofós=sabio) se consideran poseedores de sabiduría,
dedicándose a enseñarla y transmitirla, sobre todo en temas de Retórica,
Política, Moral y Derecho. Las características fundamentales de la sofística
son:
ESCEPTICISMO: Es la postura filosófica que consiste en
suspender tanto el asentimiento como la negación a todo juicio que verse acerca
de una determinada cuestión, permaneciendo en la duda sin afirmar ni negar
nada. Entre los sofistas no solo se duda acerca de si existe la única verdad,
indudable y que deba ser aceptada por todos, sino que también se duda que esta
verdad, en caso de admitirse su existencia, pudiera ser accesible al
conocimiento humano. Gorgias de Leontini manifiesta. "No
existe nada verdadero. Si existiera, no podríamos conocerlo. Si lo
conociéramos, no podríamos comunicarlo mediante el Lenguaje".
CONVENCIONALISMO: Tanto las normas morales como las leyes jurídicas
del Estado son arbitrarias y convencionales, esto es, se adoptan por mero
acuerdo o convención entre las personas. No son eternas, inmutables o
necesarias, no emanan de los dioses ni del Logos, ni tampoco se fundamentan en
la naturaleza humana ni en ninguna ley universal, ya que lo verdaderamente
natural es la desigualdad fundamental entre los seres humanos, y el derecho
natural consiste en la ley del mas fuerte y la búsqueda del placer. En
conclusión, no puede darse un criterio objetivo, estable y universal acerca de
las cuestiones morales, sino que estas se supeditan al acuerdo que las personas
toman por propia conveniencia.
RELATIVISMO: En contra de la cultura griega
precedente, los sofistas consideran que tanto la Moral como las normas válidas
de comportamiento son relativas para cada comunidad y para cada determinada
época, no existiendo un criterio universal de
verdad. Para Protágoras de Abdera (480-410
a.C) no existe una norma universal de conducta, sino que cada cual
debe adecuar sus acciones a las circunstancias. Defiende que "el
ser humano es la medida de todas las cosas", esto es, no hay una
verdad absoluta, vigente universalmente, sino que la verdad es relativa,
dependiendo de los intereses particulares y supeditándose al criterio
individual. En el mismo sentido expresa: "Una misma cosa a unos
les resulta dulce y a otros amarga". Y también:"Los
juicios de diversos individuos tienen la misma validez, por tanto se pueden
admitir a veces tesis contrarias". El lenguaje adquiere un
valor capital, pudiendo convertirse en instrumento de manipulación y dominio,
como afirma Gorgias: "La palabra es un poderoso tirano, capaz de
realizar las obras mas divinas, a pesar de ser el mas pequeño e indivisible de
los cuerpos. En efecto, es capaz de apaciguar el miedo y eliminar el
dolor, de producir la alegría y excitar la compasión".
SÓCRATES (470- 399 a.C). Sócrates no escribió ninguna obra, pues concebía
la Filosofía como investigación en común mediante el diálogo, quedando
reflejados sus pensamientos filosóficos en las obras de su discípulo Platón.
Es contemporáneo de los sofistas, con
quienes comparte el abandono de las cuestiones cosmológicas y el interés por la
Antropología, Moral y Política y su vinculación con el lenguaje. Pero la
postura de Sócrates es completamente opuesta a los sofistas, a quienes
criticará radicalmente.
El método de Sócrates.
Método inductivo Para Sócrates,
el Logos es aquello que se dice para definir una cosa, para dar razones de
ella, esto es, la esencia. La vía de acceso al Logos es la inducción: a partir
de muchos casos particulares podemos intentar generalizar en un concepto
universal que exprese la esencia de algo, lo que verdaderamente es mas allá del
cambio y la apariencia. Este procedimiento lo aplicará a los temas morales, y
no a los seres naturales.
Mayéutica Consiste en que cada cual de a
luz la verdad, la cual se encuentra en su propio interior. En el diálogo se
posibilita este alumbramiento, ayudando al interlocutor formulando
interrogantes que le hagan dudar, convenciéndole de su propia ignorancia para
que pueda aflorar la verdad universal que se halla en su espíritu. La mayeútica
tendría dos partes. Una parte negativa, donde mediante la
argumentación irónica - ironía-, el interrogador pone en ridículo
al falso sabio, haciéndole reconocer su ignorancia. Con ello se pretenden
destruir los prejuicios y la opinión infundada. Una vez que el individuo
reconoce la propia ignorancia, una vez que reconoce que lo que creía saber
carece de fundamento verdadero, entonces se desarrolla la parte positiva,
que radica en hacer aflorar, en hacer parir la verdad universal que llevamos
dentro mediante el diálogo y el método inductivo: a partir de los
casos individuales se pretende llegar a lo que tienen en común de manera
universal. Ese algo sería la esencia que se expresa en el concepto. Esa
búsqueda de lo universal se realiza mediante el diálogo.
Al
igual que Sócrates, Platón considera que el saber se encuentra en el interior
del alma desde el nacimiento, tal y como se refleja en el mito del
carro alado y la teoría platónica del conocimiento como anamnesis,
según la cual conocer es recordar aquello que ya sabemos desde el nacimiento
pero hemos olvidado.
El
punto de partida de la investigación filosófica socrática es el propio ser
humano: "Conócete a ti mismo", y la
primera condición para ello es el reconocimiento de la propia ignorancia: "Sólo
sé que no se nada". Para Sócrates, al contrario que
los sofistas, el más sabio es quien sabe que no sabe, pues el que se cree en
posesión de la sabiduría ignora hasta su propia ignorancia, y no es capaz de
investigar, permaneciendo en la ignorancia, lejos de la verdad y la virtud, ya
que Sócrates - al igual que Platón- identifica el saber
con la virtud (intelectualismo moral.)
El intelectualismo
moral.Sólo quien sabe en qué consiste el bien es
capaz de practicarlo. Quien no es virtuoso y no obra el bien es porque no lo ha
conocido, es ignorante, ya que el bien incide en el entendimiento y determina a
la voluntad con tal fuerza que, una vez conocido, no puede evitarse amado y
practicarlo. El malvado es, pues, un ignorante.
método
aporte a la educación
HOMERO
La Ilíada y La Odisea, poemas épicos que se transmitieron desde la época del antiguo cantor griego Homero, cuentan historias fantásticas sobre una guerra entre griegos y troyanos, y sobre el regreso a casa después de terminada la contienda. Son tan fantásticos, con sus vengativos dioses y peligros sobrenaturales, que resulta difícil para la gente de hoy considerar real cualquiera de sus episodios.
HOMERO:
Nombre tradicionalmente asignado al autor de las dos más grandes obras épicas de la antigua Grecia: la ILIADA y la ODISEA. Aunque nada se conoce de Homero, se estima que vivió entre 1159 y 865 a. de C. Muchas ciudades reclaman haber sido su cuna: Argos, Atenas, Rodas, Salamis, Chipre y Smirna y algunos suponen imposible que un solo autor haya podido con semejantes obras.
La Odisea es el relato de los viajes de ULISES y los argonautas, la superación del incesante e irrechazable canto de las sirenas y las tentaciones de la ninfa Calipso, hija de Atlas, que retuvo a ULISES (también conocido como ODISEO) durante siete años hasta que él rechazó su oferta de inmortalidad y retornó a su fiel esposa PENÉLOPE. Considerado el más grande poeta del pasado, según la tradición, Homero era ciego. Su nombre ha sido usado para calificar a otros grandes como, por ejemplo, Platón, el Homero de los filósofos; Shakespeare, el Homero de los poetas dramáticos. Desde el punto de vista lingüístico e histórico, los relatos pueden situarse en las ocupaciones griegas en Asia Menor en el siglo IX a. de C. La Ilíada cuenta la guerra de Troya, el rapto de Elena por Paris y las hazañas de Héctor y Aquiles.
LA ILÍADA: Poema épico sobre la guerra de TROYA atribuido a HOMERO. La obra se divide en 24 libros y sus acciones se desarrollan durante la contienda y relata las hazañas del héroe AQUILES, el Más grande guerrero griego.
La historia comienza sorpresivamente con las disputas entre Aquiles y el rey Agamenón. (Los críticos latinos llaman a esta forma de iniciar los relatos in media res, en el medio de las cosas, por oposición a abovo, desde el huevo o comienzo).
Como consecuencia de aquellas desavenencias, Aquiles y su amigo Patroclo desertan de las fuerzas griegas. Sin Aquiles, los griegos sufren muchas pérdidas. Incapaz de seguir manteniéndose luego de que los troyanos incendian la flota griega, Patroclo pide permiso a Aquiles para reunirse con sus antiguas fuerzas. Aquiles acepta y le presta su escudo.
Patroclo es muerto por el héroe troyano Héctor. Aquiles, en revancha, mata a Héctor. Después que Patroclo es enterrado, el padre de Héctor, el rey Príamo, le pide a Aquiles el cuerpo de su hijo para darle apropiada sepultura. Aquiles acepta. La obra termina con los funerales de Héctor.
LA ODISEA En cuanto a la Odisea, narra las desventuras de Ulises u Odiseo, que después de la caída de Troya anduvo errante por los mares hasta llegar de regreso a la isla de Itaca, donde lo esperaba Penélope, su mujer, que le había sido fiel pese a las solicitaciones de que había sido objeto por quienes la rodeaban, Ulises, ayudado por su hijo Telémaco, dio muerte a los pretendientes. Esta obra le sirvió a Hormero para mostrar las costumbres patriarcales de los reyes pastores de los antiguos pueblos griegos.
700 A.C.
Quién
Odiseo es un héroe griego y el Rey de Ítaca. Después de pelear la guerra con Troya le toma diez años regresar a casa. Penélope es la esposa de Odiseo. Telémaco es el hijo de Odiseo.
Qué
La Odisea cuenta la historia de Odiseo, uno de los héroes griegos más famosos, y su travesía de diez años a casa al final de la Guerra con Troya. En su camino se topa con brujas, cíclopes, dioses furiosos y más. En casa, en Ítaca, su esposa (Penélope) y su hijo (Telémaco) son acechados por varios nobles y solteros codiciosos que creen que Odiseo está muerto y están buscando su fortuna. Eventualmente Odiseo regresa a casa y los mata a todos.
Cuándo
La Era de Cobre; aproximadamente de 1184-1164 A.C.
Dónde
Desde Troya en Asia menor pasando por las islas del Mar Mediterráneo (cerca de Italia) y de regreso a Ítaca, Grecia.
Por qué
No hay nada como el hogar, la lealtad y la familia para mantener a una persona perseverante y luchando contra grandes obstáculos.
EL PERIODO CLÁSICO Y LOS ATOMISTAS
EPICUROUn siglo después de Demócrito, la teoría atómica había adquirido una estructura lógica más elaborada. El autor de este refinamiento fue Epicuro (300 antes de J.C.) de quien han sobrevivido hasta la fecha abundantes escritos. Las fuentes originales se encuentran complementadas por el famoso poema de Lucrecio De rerum natura, compuesto dos siglos después. El poema es un relato de las ideas atomísticas, aunque los aportes originales al tema por parte de Lucrecio son mínimos.
Epicuro adoptó las proposiciones fundamentales de Leucipo y Demócrito sobre el atomismo, aunque él se encargó de negar éste hecho. Al mismo tiempo, él propuso una serie de innovaciones que fueron mas allá de lo enseñado por sus predecesores y que diferencia claramente su doctrina de la de ellos. Epicuro consideró el peso como propiedad complementaria de los átomos, al lado del tamaño y la forma. En estos momentos no hay consenso sobre si fue Demócrito o Epicuro el que postuló esa propiedad, pero el balance parece inclinarse a favor de Epicuro (20).
Además del peso, Epicuro también consideró que todos los átomos se movían en el vacío a la misma velocidad, sin importar su peso ni su tamaño. Estas dos proposiciones obligaron a Epicuro a inferir que todas las partículas estaban sujetas a un movimiento unidireccional "hacia el fondo". Esta condición evitaría las colisiones y por tanto, la creación de objetos y de mundos sería imposible. La única forma de evitar esta dificultad era postular que los átomos ocasionalmente podían desviarse de sus trayectorias naturales, de esta manera Epicuro propuso la idea del clinamen. El clinamen era un mecanismo que daba margen a las colisiones entre los átomos y consecuentemente, la construcción de objetos y de mundos.
Al lado de los conceptos de peso y de clinamen, Epicuro también propuso ciertas nociones complementarias con respecto a otras dos cualidades de los átomos, su tamaño y su forma. Demócrito había supuesto que el tamaño de los átomos no tenía límite superior lo que implica que los átomos podían ser visibles. Epicuro rechazaba esto; él admitía únicamente "un tamaño muy pequeño, y por tanto, imperceptible". A diferencia de los primeros atomistas, Epicuro consideraba que la forma de los átomos eran finitas; habían restricciones a las formas de ellos: "Las formas de los átomos presentan un número inabarcable pero no infinito, pues no los hay ni con forma de gancho ni con la de tridente o de anillo, pues estas formas son fácilmente rompibles mientras que los átomos son impasibles, irrompibles"(21)
Al igual que los primeros atomistas, para Epicuro el alma era material, compuesta de los átomos más pequeños posibles, suaves y redondos, de gran movilidad y la que mantenía las diferentes partes del cuerpo humano juntas. De acuerdo a Epicuro el conocimiento proviene completamente de los sentidos, los cuales nunca engañan, los errores se deben a interpretaciones. La superficie de los objetos emitían emanaciones materiales, extremadamente sutiles, que daban al hombre información directa sobre el contorno o la forma de las cosas.
Epicuro propuso una concepción dinámica y evolutiva del universo y sus componentes. Según él, los cuerpos materiales sufren una continua pérdida de átomos a través de emanaciones y también una ganancia por medio de un flujo de átomos. Todos los mundos, incluyendo a los cuerpos celestes, eran el centro de estos flujos incesantes; "el universo se renueva a sí mismo cada día" escribió Lucrecio. ¿Qué era el final?, era una separación. Unicamente la materia era eterna, los cuerpos eran mortales.
La teoría atómica no era la pieza central de la doctrina de Epicuro. Su principal propósito era la felicidad humana. Su filosofía moral se resume en una palabra hédoné, o placer. El placer para Epicuro no tiene la connotación común. El placer es la fuente de una buena existencia y para alcanzarlo "se debe ser autosuficiente, aprender a estar contento con lo mínimo, vivir simplemente, comer moderadamente y saludablemente, disfrutar el placer de la amistad, eludir las ambiciones de la vida pública y evitar la agitación del alma".
PlatónLa producción filosófica de Platón fue enorme y cubrió un amplio rango de ramas del conocimiento. Sin embargo, está fuera del alcance de este trabajo abarcar todas sus preocupaciones y sólo se describirán las que puedan interesar al desarrollo del atomismo. Platón vuelve a colocar a la ciencia en primer término de toda actividad intelectual. El insistió en la distinción entre los objetos sensibles, imperfectos y cambiantes y sus modelos eternos, perfectos e inmutables. El acceso a las realidades inteligibles no es por generalización a partir de los objetos reales ya que no existe objeto alguno que responda perfectamente a una definición, sino por la reminisciscencia, que es el recuerdo de conocimientos adquiridos en una vida anterior, en una realidad ya vivida. La reminiscencia es intermitente y parcial, por tanto, hay que completarla e interpretarla.
Debido a sus puntos de vista sobre las fuentes del conocimiento, Platón se interesa por los principios y los métodos de las matemáticas. Las definiciones toman gran importancia pues dan al objeto matemático su forma estática y eterna, le confiere una realidad absoluta y opuesta a las apariencias. Lo que el hombre de ciencia busca son
verdades eternas y que existen fuera de él, pero como los medios de que dispone para llegar a ellas son inseparables de su persona, solo alcanzara la sombra de una realidad trascendente.
Para Platón, la materia era el medio en el que se producían la generación y la corrupción y en general todas las alteraciones del universo sensible. El universo está sometido a leyes por lo que puede conocerse racionalmente. Estas leyes no son sólo físicas pues el mundo obedece a un pensamiento organizador que lo dirige con un fin. La materia es eterna así como dicho pensamiento organizador. El acto de creación de este pensamiento es moldear el mundo a partir del material preexistente y primordial.
Los elementos últimos de la materia son los cuerpos simples, es decir, los poliedros regulares, lo cual muestra la influencia que tuvo de Pitágoras. Platón sólo considera las superficies de los poliedros no su sustancia. En conclusión, las cualidades se reducen a las formas. Basado en la teoría de Empédocles de las cuatro sustancias primordiales relaciona los poliedros con cada unos de estos elementos: al tetraedro le hace corresponder el fuego, al octaedro el aire, al icosaedro el agua y al cubo la tierra. Cada superficie de los poliedros los descompone en triángulos elementales de dos clases: isósceles a partir del cuadrado y escalenos a partir del triángulo equilátero y del pentágono. Estas dos clases de triángulos son las que representan los elementos últimos del universo.
Debido a sus puntos de vista sobre las fuentes del conocimiento, Platón se interesa por los principios y los métodos de las matemáticas. Las definiciones toman gran importancia pues dan al objeto matemático su forma estática y eterna, le confiere una realidad absoluta y opuesta a las apariencias. Lo que el hombre de ciencia busca son
verdades eternas y que existen fuera de él, pero como los medios de que dispone para llegar a ellas son inseparables de su persona, solo alcanzara la sombra de una realidad trascendente.Para Platón, la materia era el medio en el que se producían la generación y la corrupción y en general todas las alteraciones del universo sensible. El universo está sometido a leyes por lo que puede conocerse racionalmente. Estas leyes no son sólo físicas pues el mundo obedece a un pensamiento organizador que lo dirige con un fin. La materia es eterna así como dicho pensamiento organizador. El acto de creación de este pensamiento es moldear el mundo a partir del material preexistente y primordial.
Los elementos últimos de la materia son los cuerpos simples, es decir, los poliedros regulares, lo cual muestra la influencia que tuvo de Pitágoras. Platón sólo considera las superficies de los poliedros no su sustancia. En conclusión, las cualidades se reducen a las formas. Basado en la teoría de Empédocles de las cuatro sustancias primordiales relaciona los poliedros con cada unos de estos elementos: al tetraedro le hace corresponder el fuego, al octaedro el aire, al icosaedro el agua y al cubo la tierra. Cada superficie de los poliedros los descompone en triángulos elementales de dos clases: isósceles a partir del cuadrado y escalenos a partir del triángulo equilátero y del pentágono. Estas dos clases de triángulos son las que representan los elementos últimos del universo.

Al comparar las doctrina atómica con la de Platón surgen ciertas semejanzas y diferencias. Ambas doctrinas reducen las cualidades a las formas ; los átomos, al igual que la materia para Platon, existen por siempre, independientes de cualquier pensamiento ordenador. Las formas de los átomos son ilimitadas en numero mientras que para Platon las formas se reducen a dos si se consideran triángulos elementales y a cuatro si se consideran los volúmenes; las magnitudes de los átomos son infinitamente diversas, pero hay un tamaño mínimo, mientras que las magnitudes de los triángulos son ilimitadas en numero en el sentido de lo mas pequeño -los triángulos son divisibles infinitamente- pero no en el sentido de lo mayor pues hay puntos máximos. Aristóteles
Al igual que Platón, los escritos de Aristóteles son voluminosos y su contribución a la ciencia es considerable. Aristóteles adoptó una actitud mucho más negativa que Platón hacia los átomos; rechazó las proposiciones de la teoría atómica y a los filósofos que la enseñaban. El prestigio que alcanzó Aristóteles lo colocó como el más ilustre de los antiguos antiatomistas y a la cabeza de los posteriores pensadores que rechazaron esta teoría. Como se hizo con Platon, solo se trataran las ideas de Aristóteles que tengan relación con la teoría de los átomos. Para Aristóteles toda ciencia descansa en la definición y en la demostración. La definición que es el principio de la demostración no surge por reminiscencia ni por intuición directa de la idea; se llega a ella a partir de las sensaciones, que, aunque no hacen parte de la ciencia, son su punto de partida. Los hechos observados se acumulan, los objetos se clasifican y se forman imágenes que poco a poco cobran estabilidad; es decir, los conceptos se crean a partir de generalizaciones de la experiencia sensible. A diferencia de Platon, para Aristóteles, las matemáticas son un medio, un instrumento para la ciencia. Como se puede ver, la observación desempeña un papel importante en la ciencia aristotélica. En su teoría de la materia, Aristóteles conserva el esquema empedócleo de los cuatro elementos. Los elementos se forman por efecto de las cuatro cualidades fundamentales: lo frío, lo cálido, lo seco y lo húmedo. Lo que caracteriza a cada elemento es la presencia de una pareja de cualidades, sin ser ellas contrarias pues no podrían emparejarse, por ejemplo lo frío con lo cálido. Por combinaciones, estos cuatro elementos dan paso a todos los cuerpos que se encuentran en la naturaleza. Los elementos pueden transformarse entre ellos y los cuerpos compuestos, que hacen parte del mundo sublunar, también pueden transformarse por asociación o disociación de los elementos; de esta manera todas las transformaciones de la materia son posibles.El sistema del mundo de Aristóteles difiere poco del de los pitagóricos y del de Platón. La tierra es el centro del universo; alrededor de ella se suceden las regiones del agua, del aire y del fuego, así que cada elemento tiene su lugar natural. El conjunto de estas regiones forma el mundo sublunar, mundo donde la generación y la corrupción tienen lugar. Más allá se extiende la región de un quinto elemento que Aristóteles postuló, el éter, el cual es el constituyente del mundo celeste que es inalterable e incorruptible. La esfera mas baja del mundo supralunar es la de la luna y la última es la de las esferas fijas. Todas las esferas se mueven circularmente alrededor de la tierra, que es a su vez esférica e inmóvil. El universo es único y limitado, fuera de él no hay nada, ni siquiera vacío. Mas allá del último cielo no puede existir cuerpo alguno, porque no hay lugar. Esta diferencia entre mundo sublunar y mundo supralunar es contraria, no sólo con las ideas de los atomistas, sino con la de los primeros filósofos, los milesios.Aristóteles rechazaba la idea del vacío y, por tanto, rechazaba la idea de átomos. Los argumentos más importantes para soportar su posición estaban relacionados con su teoría del movimiento. Según Aristóteles, existían dos tipos de movimiento: el "natural" y el "violento". Los cuatro elementos tenían una predisposición para moverse hacia la dirección de sus lugares naturales si estaban fuera de ellos. Esto explicaba el movimiento hacia arriba del aire y del fuego y el movimiento hacia abajo del agua y de la tierra. El movimiento eterno de las esferas se explicaba por la presencia de un "motor" que comunicaba el movimiento a la ultima esfera del cielo y actuaba continuamente. Este motor era una sustancia inmaterial e inmóvil.
Al igual que Platón, los escritos de Aristóteles son voluminosos y su contribución a la ciencia es considerable. Aristóteles adoptó una actitud mucho más negativa que Platón hacia los átomos; rechazó las proposiciones de la teoría atómica y a los filósofos que la enseñaban. El prestigio que alcanzó Aristóteles lo colocó como el más ilustre de los antiguos antiatomistas y a la cabeza de los posteriores pensadores que rechazaron esta teoría. Como se hizo con Platon, solo se trataran las ideas de Aristóteles que tengan relación con la teoría de los átomos. Para Aristóteles toda ciencia descansa en la definición y en la demostración. La definición que es el principio de la demostración no surge por reminiscencia ni por intuición directa de la idea; se llega a ella a partir de las sensaciones, que, aunque no hacen parte de la ciencia, son su punto de partida. Los hechos observados se acumulan, los objetos se clasifican y se forman imágenes que poco a poco cobran estabilidad; es decir, los conceptos se crean a partir de generalizaciones de la experiencia sensible. A diferencia de Platon, para Aristóteles, las matemáticas son un medio, un instrumento para la ciencia. Como se puede ver, la observación desempeña un papel importante en la ciencia aristotélica. En su teoría de la materia, Aristóteles conserva el esquema empedócleo de los cuatro elementos. Los elementos se forman por efecto de las cuatro cualidades fundamentales: lo frío, lo cálido, lo seco y lo húmedo. Lo que caracteriza a cada elemento es la presencia de una pareja de cualidades, sin ser ellas contrarias pues no podrían emparejarse, por ejemplo lo frío con lo cálido. Por combinaciones, estos cuatro elementos dan paso a todos los cuerpos que se encuentran en la naturaleza. Los elementos pueden transformarse entre ellos y los cuerpos compuestos, que hacen parte del mundo sublunar, también pueden transformarse por asociación o disociación de los elementos; de esta manera todas las transformaciones de la materia son posibles.El sistema del mundo de Aristóteles difiere poco del de los pitagóricos y del de Platón. La tierra es el centro del universo; alrededor de ella se suceden las regiones del agua, del aire y del fuego, así que cada elemento tiene su lugar natural. El conjunto de estas regiones forma el mundo sublunar, mundo donde la generación y la corrupción tienen lugar. Más allá se extiende la región de un quinto elemento que Aristóteles postuló, el éter, el cual es el constituyente del mundo celeste que es inalterable e incorruptible. La esfera mas baja del mundo supralunar es la de la luna y la última es la de las esferas fijas. Todas las esferas se mueven circularmente alrededor de la tierra, que es a su vez esférica e inmóvil. El universo es único y limitado, fuera de él no hay nada, ni siquiera vacío. Mas allá del último cielo no puede existir cuerpo alguno, porque no hay lugar. Esta diferencia entre mundo sublunar y mundo supralunar es contraria, no sólo con las ideas de los atomistas, sino con la de los primeros filósofos, los milesios.Aristóteles rechazaba la idea del vacío y, por tanto, rechazaba la idea de átomos. Los argumentos más importantes para soportar su posición estaban relacionados con su teoría del movimiento. Según Aristóteles, existían dos tipos de movimiento: el "natural" y el "violento". Los cuatro elementos tenían una predisposición para moverse hacia la dirección de sus lugares naturales si estaban fuera de ellos. Esto explicaba el movimiento hacia arriba del aire y del fuego y el movimiento hacia abajo del agua y de la tierra. El movimiento eterno de las esferas se explicaba por la presencia de un "motor" que comunicaba el movimiento a la ultima esfera del cielo y actuaba continuamente. Este motor era una sustancia inmaterial e inmóvil.
Todo movimiento implicaba la presencia de un motor y la acción de éste debía prolongarse tanto como el movimiento mismo. La resistencia del medio frenaba el impulso del móvil y lo hacia más lento. Los cuerpos en movimiento encontraban mayor o menor resistencia según el medio. En el vacío la resistencia seria nula, por lo que el móvil, al impulso del motor, adquiriría una velocidad infinita, lo cual es absurdo. De esta manera, la existencia del vacío, en vez de ser, como los atomistas pensaban, un prerrequisito para el movimiento, lo haría imposible. Al excluir el vacío Aristóteles también excluía toda solución atomística del problema de la materia. La materia era entonces continua. Así como rechazó la idea de átomos, también rechazó la teoría platónica de los elementos-figura pues también seria admitir el vacío. Lo infinitamente grande no existe pues el mundo es finito; sin embargo, lo infinitamente pequeño es admisible pues la materia es continua y por tanto puede dividirse cuantas veces se quiera.
La posición de Aristóteles sobre Dios, también era diferente de la de los atomistas, Para él, el principal argumento en favor de la existencia de Dios era su teoría del movimiento, en la cual, como se vio, ningún movimiento era posible sin algo que hiciera mover a un cuerpo. Por extrapolación hacia el pasado, había que aceptar que el movimiento debía haberse originado a partir de un poder motriz primordial, inmóvil, inmutable y eterno. Esta concepción es completamente opuesta a la concepción mecanicista, desprovista de un diseñador divino, adoptada por los atomistas. Mientras que los atomistas admitían una multitud de mundos, los cuales nacen y mueren de acuerdo con el movimiento de los átomos, Aristóteles penso únicamente en un universo, que era indestructible y por tanto, eterno.
Parmenides de Helea y
Parmenides son idealistas y los demás filosofos son materialistas
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